Los trenes de carbón producen más partículas finas de materia que otros trenes, lo que afecta de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables
Por LILLY ACKERMAN — science@theaggie.org
Traducido por LESLEY REYES e ISEL SANDOVAL
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Un estudio de investigadores de Air Quality Research Center (Centro de Investigación de Calidad del Aire, AQRC) ha cuantificado la contaminación de los trenes de carbón que pasan por Richmond, California, una ciudad en el área de la bahía de San Francisco.
Este estudio es el primero en cuantificar la contaminación de trenes de carbón en un área urbana de Estados Unidos. Este en especial se enfocó en las cantidades de partículas finas de materia (PM2.5) o partículas con diámetros menores que 2.5 micras.
Richmond es una ciudad racialmente diversa de alrededor 115,000 residentes que se enfrenta a altas tasas de asma y enfermedades del corazón. El estudio tiene como objetivo determinar si los trenes de carbón de Richmond y la terminal son una fuente significativa de PM2.5; en medio está el debate acerca de construir una nueva terminal de carbón en las cercanías del West Oakland. Ya se ha demostrado que PM2.5 tiene efectos negativos para la salud en personas que han estado expuestas a este componente.
“La exposición a PM2.5 se ha relacionado con la mortalidad prematura; enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y respiratorias; otras enfermedades crónicas; resultados adversos en el parto y deficiencias cognitivas y del desarrollo”, explica el estudio.
Los autores necesitaban medir la cantidad de PM2.5 que se libera de los trenes de carbón en comparación con otros tipos de trenes que pasan por el sitio que se está estudiando, según el Dr. Nicholas Spada, un investigador del AQCR y coautor del estudio. Sin embargo, expresó que no fue posible tomar manualmente los registros de los datos necesarios ya que los horarios de llegada de los trenes de carbón no están disponibles públicamente por razones de privacidad y seguridad.
Para enfrentar esto, los investigadores instalaron una cámara junto a una pequeña estación meteorológica y un sensor de calidad del aire. El sistema de la cámara, programado con inteligencia artificial desarrollada por Spada, detectaría el paso de los trenes y activaría el sensor de calidad de aire para registrar las mediciones de los diferentes tipos de trenes. Se analizaron trenes de carbón llenos y vacíos, trenes de mercancías y trenes de pasajeros.
“Literalmente no existía nada que pudiera resolver este problema para nosotros, así que creamos una solución”, dijo Spada. “¡Y funcionó! Pudimos capturar los pasos de estos trenes y medir la diferencia de contaminación, y resulta que sí hay una diferencia”.
Los resultados fueron significativos al comparar las emisiones de PM2.5 de los trenes de carbón con las de los trenes de mercancías, de acuerdo con el Dr. Bart Ostro, un científico del AQRC y autor principal del estudio.
“Asombrosamente, encontramos incrementos de PM2.5 por los trenes de carbón que pasaban, que fueron mayores a los incrementos que se daban a partir del paso de los trenes de mercancías”, dijo Ostro. “Con viento suave, vimos un gran incremento con respecto a los trenes de mercancía. Es muy convincente”.
Comparado con las condiciones ambientales habituales, los trenes de carbón sumaron alrededor de ocho microgramos por metro cúbico de PM2.5 al aire. Incluso los trenes de carbón que habían sido vaciados sumaron hasta dos microgramos por metro cúbico. Los trenes de pasajeros emitieron relativamente poco PM2.5.
Esta investigación tiene importantes implicaciones para la justicia ambiental; el transporte y el procesamiento del carbón tienen un impacto desproporcionado en poblaciones ya económicamente desfavorecidas a lo largo de Estados Unidos.
“Es un gran problema que, a nivel nacional, así como en el área de la bahía, estos trenes de carbón normalmente pasen por áreas de bajos recursos”, dijo Ostro. “Estas personas ya tienden a tener tasas más altas de asma y enfermedades cardíacas, por lo que tener una morbilidad preexistente los hace más susceptibles a estímulos adicionales [como la contaminación proveniente de los trenes de carbón]”.
Ostro también señaló que ciertamente no existe un límite “seguro” de concentraciones de PM2.5 para la salud humana. Mientras el carbón siga siendo transportado y procesado, siempre significará un riesgo para la salud.
“Cabe destacar que la exposición a PM2.5 constituye una preocupación de justicia ambiental ya que los efectos adversos son absorbidos de manera desproporcionada por las poblaciones más vulnerables, incluidos niños, ancianos, personas de color, personas de bajos ingresos y personas con problemas de salud subyacentes”, explica el estudio.
Con esperanza, la inteligencia artificial de Spada puede adaptarse para detectar casi todo lo que el ojo humano puede ver, desde destellos de refinería de petróleo hasta automóviles. Puede usarse para una variedad de problemas ambientales donde se requiera más, desde otros lugares del área de la bahía hasta ubicaciones de todo el país que procesan y transportan grandes cantidades de carbón, como Baltimore, Maryland.
“De hecho, lo estamos trasladando a Vallejo, donde observaremos algunas de estas otras fuentes que preocupan a la comunidad para que podamos adaptarlo fácilmente a otras situaciones”, dijo Spada.
Escrito por: Lilly Ackerman — science@theaggie.org
Traducido por: Lesley Reyes e Isel Sandoval
Nota de la editora: Las partículas finas se definen como partículas que tienen diámetros de 2.5 micras o menos (PM2.5).